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sábado, 23 de julio de 2016

Historias

Buenas noches!
Volvemos a contactar con vosotros después de dos días trabajando a tope.
Ayer por la mañana descubrimos con alegría que no había agua en casa. Después ha resultado que, además, la calefacción estaba a tope y la nevera no enfriaba. Así que, un poquito alteradas, nos fuimos al campo.

Por la mañana estuvimos con la tienda (sorprendid@s??) y a las 12 tuvimos reunión con todos los voluntarios. Vino la coordinadora de otro campo de refugiados llamado Katsikas y nos estuvo contando cómo trabajan allí.
A mediodía comimos con los demás voluntarios en Filippiada y pudimos relajarnos un ratito en el lago. Por la tarde asistimos a una preciosa lectura de un trozo de El principito en árabe, acorde con el dibujo y el lema escrito en la pared de la escuelita. Después terminamos (más o menos) de preparar la tienda para abrir hoy y salimos a estar con la gente.


A las 20:30 empezó un festival de música con temas en español, árabe, kurdo... No salimos del campo hasta las once de la noche. Fue increíble. Todos se desataron, bailaron con nosotras la Macarena, la Flaca y muchos temas más, los músicos del campo nos deleitaron con cantos muy, muy bonitos y fue un final perfecto para una semana difícil de describir.


Hoy hemos abierto la tienda. Nos os vamos a engañar, ha sido duro y desagradable. Teníamos que estar en la entrada cerrando la verja porque todo el mundo quería entrar, ningún orden les parecía bien si no suponía entrar ya a por ropa y cuando entraban cogían mucho más de lo que deberían para que todo el mundo tenga algo con lo que vestirse. Nos ha tocado tratarles con seriedad y orden, y no es como nos gustaría. Ha habido gritos, súplicas y demasiadas puertas cerradas.



La necesidad hace salir lo mejor y lo peor de cada persona, y como en todas partes, hay gente comprensiva y gente egoísta, gente que necesita más y otros que pueden ser felices con dos camisetas. Es muy difícil encontrar el límite y estar en una posición de poder sobre ellos.

Después de la jornada nos hemos ido al pueblo con dos jóvenes kurdos a tomar algo. No, no es un campo cerrado. A pesar de ser militar, el trato con los jefes es bueno y les permiten hacer una vida lo más normal posible. Así pues, hemos compartido con ellos alguna cerveza y mucha vida. Nos han contado cómo era su vida allí, cómo fue perderlo todo de un bombazo, a cuánta gente han visto morir y a cuántos echan de menos. No les hemos sabido responder. No les hemos podido responder.

Hoy va a ser difícil dormir... Tenemos su historia atravesada en los párpados. Les diríamos que lo sentimos, pero tenemos su historia atravesada en la garganta.

Gracias por vuestra visita,

Filippiadas

Smile



Hola genteeee!

Sabemos que ayer nos echasteis de menos. Tuvimos un día difícil, mucho calor, poca gente voluntaria, trabajando en el Warehouse (la tienda va avanzando poquito a poco) y atendiendo en consulta a todo el que se acercaba… Salimos del campo sobre las 9 de la noche, y decidimos cenar rapidito en casa e ir a tomar algo a Filippiada. Fue un acierto… nos desahogamos, desconectamos y recargamos pilas para seguir con esta pedazo experiencia.




Hoy hemos tenido un día un poco diferente. Ha sido bastante variado y entrañable. A pesar de las inevitables horas en almacén y consulta, hemos tenido la oportunidad de comer con una de las familias sirias en su Jaima, compartiendo un poco de su gastronomía y un poco de la nuestra. Así pues, hemos probado unos deliciosos platos llamados Fetush y Sodda, y ellos tortilla de patata.








Después de ese bonito rato los niños nos han llevado hasta un río que pasa cerca del campo y donde suelen ir a bañarse. Hemos disfrutado muchísimo viéndoles jugar y divertirse en un pequeño oasis fresquito y distinto al ambiente de suciedad y calor en el que tienen que vivir. Se reían, se tiraban, nos llamaban para que viéramos cómo hacían txombos… Hey my friend! Look, look! Come swim!




 La tarde se ha pasado rápido, cada una en la tarea que nos han pedido que realicemos. A pesar de la desesperación que sentimos al verles aquí, nos sentimos útiles con cada prenda que queda bien doblada y cada heridita bien curada. Cuando una se cansa, otra suma y sigue. Al final, eso es lo que vale.



Después del horario de currar (20h) nos hemos quedado un ratito en el campo, porque es cuando empieza la vida para ellos. El sol desaparece y el calor sofocante se va con él. Niños y mayores se acercan a charlar, reír, cantar, bailar y jugar. Es momento de hacer amistades, dar abrazos y besos y, sobretodo, sonreírles. Siempre sonreírles.





Gracias por vuestra visita,

Filippiadas